En países de Latinoamérica era muy común que en la infancia de los ahora conocidos como millennials las madres de familia hicieran caso a otras madres que aparecían en la televisión censurando caricaturas y especialmente las caricaturas japonesas conocidas como animes, que solían tener un característico sentido del humor lleno de referencias sexuales, mismas que los niños ni siquiera entendían. Ahora aquellos niños que crecieron viendo Dragon Ball son adultos (y muchos ya son padres) y están siguiendo la nueva etapa de la serie, Dragon Ball Super, y sería un poco irónico que censuraran la serie como sus asustadas madres en las dos décadas pasadas.
Sin embargo, para sorpresa de todos, la censura no viene ahora de algún país Latinoamericano ni del Vaticano, sino del país de origen de Dragon Ball: Japón. La Broadcasting Ethics and Program Improvement Organization (BPO), grupo encargado de revisar los programas que se transmiten en el país y señalar las faltas morales, se quejó haciendo una referencia obvia al maestro Roshi, y especialmente a un capítulo donde una joven convierte en zombies a sus alumnos:
En un programa de animación, hay escenas donde un hombre mayor toca el cuerpo de mujeres jóvenes y trata de ver su ropa interior en contra de su voluntad. Estas escenas son irrelevantes para la historia. Me gusta ver el programa con mi hijo cada fin de semana, pero es inapropiado que los niños vean esto en un anime.
En el pasado, el mismo grupo hizo señalamientos a Yu-Gi-Oh, Detective Conan, Pokemón, Fullmetal Alchemist, School Days y otros. A los que padecimos en la infancia las teorías de conspiración de las que nuestras católicas madres eran víctimas y provocaron que nuestras queridas series fueran vetadas en el hogar, no podrá sino sorprendernos que ahora sea en Japón donde se le hagan estos señalamientos morales.
Fuente: Tomatazos
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