viernes, 15 de mayo de 2009

Cuando las Kaki-Samas Atacan


Manga en el móvil


EL MANGA (CÓMIC) ES un elemento más en la vida de los japoneses. Lo leen como si fuera el periódico. En colegios e institutos los ejemplares considerados obras maestras son de lectura obligatoria. Si te recomiendan un título nunca sabes si se trata de manga o novela hasta que lo compras.

La oferta, para todos los públicos, abarca cualquier tema imaginable: aventuras, samuráis, cocina, historia, música, sushi, baloncesto, juegos de mesa, tenis, coches... Se venden en quioscos, librerías, estaciones y máquinas expendedoras y se ofrecen gratuitamente en cafeterías, peluquerías y restaurantes.

Igual que hay libros o películas que se convierten en fenómenos culturales en otros países, en Japón ocurre con el manga. Por ejemplo, Nodame Cantabile. El cómic narra las aventuras y desventuras de los alumnos de un conservatorio de música y ya se han realizado una serie de anime (animación) y una teleserie, ambos muy logrados.

A raíz del éxito televisivo se han puesto de moda compositores clásicos como Beethoven, Rachmaninoff, Mozart, Chopin y Bartok. Sus obras han pasado del fondo a la entrada de las tiendas de música junto a carteles de Nodame Cantabile, que recomiendan esos discos, partituras y patrocinan clases en escuelas y conservatorios.

Me pregunto si la pasión por Nodame Cantabile creará una generación de jóvenes músicos en Japón al igual que Captain Tsubasa (Oliver y Benji) enseñó a jugar a fútbol a los japoneses. Resulta que el mejor resultado de la historia de la selección de fútbol de Japón se consiguió justo en la generación de jugadores que se habían criado leyendo manga y viendo esta serie de anime. Muchos jugadores de la selección han confesado públicamente que no se habrían dedicado profesionalmente al fútbol sin la inspiración de Captain Tsubasa. Otro ejemplo es Slum Dunk, un manga de baloncesto. Curiosamente tuvo más éxito en Corea del Sur, donde este deporte se está popularizando en universidades y escuelas.

El mercado del manga es enorme. Para hacernos una idea, en el año 1996 la revista Shonen Jump vendió seis millones de ejemplares en una semana. ¡Eso es más que todo el cómic que se vende en los Estados Unidos en un año! Era la época dorada del manga, las publicaciones especializadas representaban cerca del 50% de la industria editorial en Japón. Desde entonces, está en crisis. El manga ya no vende tanto, cada vez se publica menos y las editoriales tratan de expandir el negocio en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. Actualmente el manga representa alrededor del 30% de la industria editorial local, un mercado de casi 4.000 millones de euros. Uno de los problemas es que la gente en vez de leer manga cuando viaja en tren o metro pasa el rato navegando por la Red con el teléfono móvil o jugando con las consolas portátiles Sony PSP y Nintendo DS. Japón es el país del mundo donde más horas pasa la gente en el tren; es decir, tiempo libre que diferentes industrias quieren rentabilizar.

Para invertir esta tendencia la industria del manga se ha puesto manos a la obra y cada vez es más común vender manga directamente para ser leído en teléfonos móviles.

Hay empresas especializadas que se encargan de personalizar el manga para que pueda ser leído cómodamente en una pantalla pequeña y distribuidores de contenidos que los venden vía Internet directamente a los terminales de los clientes.

Una de las cosas interesantes de este nuevo modelo, de esta nueva forma de leer cómic es que pueden tener efectos especiales multimedia extra, por ejemplo si un personaje da un puñetazo a una mesa el móvil vibra, o en vez de onomatopeyas se pueden utilizar sonidos reales.

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